Parque Nacional Alejandro de Humboldt

De acuerdo a las evidencias encontradas, esta región no fue muy afectada por los cambios climáticos ocurridos durante las glaciaciones del cuaternario y por ello constituyó un refugio para la biota antillana. Su antigüedad y estabilidad relativa, unidas a la complejidad del relieve, a las litologías predominantes y a las grandes variaciones en las precipitaciones, han determinado la gran infinidad de hábitat y microhábitat, donde se han ido originando y acumulando las más diversas especies animales y vegetales a lo largo de millones de años.

Del período precolombino se conoce un sitio arqueológico situado en la zona costera. Durante los siglos XVIII y XIX algunos lugares periféricos fueron utilizados como sitios de refugio (palenques) de negros esclavos fugitivos (Los Cimarrones).

No es hasta principios y mediados del siglo XX que comienza una cierta asimilación del territorio en los valles del sector costero para el cultivo del coco y el cacao. También en esta época se desarrolla en la zona de La Melba la exploración minera, que propicia el establecimiento de un poblado, con el consiguiente desarrollo de pequeñas fincas de autoconsumo a su alrededor. En la década del 40 y 50 se establecen fincas en los márgenes de los ríos Toa y Jaguaní para la extracción forestal y los cultivos, los cuales son abandonados por las dificultades de acceso y la poca producción. En la década de los 60 y 70 se realizan algunas explotaciones forestales en los pinares de la zona de Ojito de Agua, pero estos cesan definitivamente a mediados de los 80 cuando se declara el área Refugio de Fauna.

En las cercanías de este Parque, se encuentra la comunidad Caridad de los Indios, última población descendiente directa de los aborígenes cubanos (cultura Taína), agro-alfarera caribeña), extinguidos por la colonización europea. Esta población se mantuvo gracias al aislamiento de la zona y al bajo nivel de asimilación antrópica a través de la historia en los últimos 400 años, lo cual ha redundado también en que la región en que está enclavada sea la mayor zona conservada de Cuba.


Declarado Patrimonio Mundial en 2001


Criterio IX:

El Parque Nacional Alejandro de Humboldt representa el más grande remanente de los ecosistemas montañosos conservados de Cuba, caracterizado por ser uno de los principales centros evolutivos del Caribe, constituye un puente biogeográfico y sitio de refugio de la biota caribeña y americana. El mismo posee los mayores niveles de biodiversidad y endemismo de las islas occidentales y es uno de los mejores y más completos representantes de los bosques tropicales insulares húmedos del neotrópico. Es un ejemplo representativo mundial de formaciones vegetales de carácter azonal (Bosques húmedos y Matorrales). En él se encuentran las zonas con mayores niveles de pluviosidad del país.

Criterio X:

El Parque posee los hábitats naturales más representativos e importantes para la conservación de la biodiversidad en el Caribe insular, el mismo encierra 16 formaciones vegetales de las 28 descritas para la nación, entre las que se destacan las pluvisilvas cubanas, el bosque nublado, matorral xeromorfo subespinoso sobre serpentinita (charrascal), el Pinar de Pinus cubensis, entre otros. El sitio reporta uno de los mayores índices de endemismo para el Caribe insular con 905 especies, lo cual representa el 30% de los reportados para el país, donde 343 son exclusivas para esta región. Entre estas se destacan cinco especies carnívoras, una de ellas la única de hábito epífito de Cuba (Pinguicula lignicola), así como dos especies de los géneros Podocarpus, y Dracaena, géneros pertenecientes a grupos de plantas de los más primitivos del reino vegetal, las cuales constituyen joyas botánicas.